
Los toboganes, los columpios para parques, las estructuras para zonas de diversión en centros comerciales, y los juegos de escalada para jardines infantiles: todos estos elementos, favoritos de los niños, pertenecen a una misma categoría: equipos de entretenimiento que funcionan sin motores.
En este reino de maravillas para la infancia, Qiaoxia, un pequeño poblado del distrito de Yongjia, en la provincia oriental china de Zhejiang, se ha consolidado como un epicentro mundial de la fabricación de juegos infantiles.
Con más de 1.300 fábricas de juguetes y empresas auxiliares en su superficie de 150 kilómetros cuadrados, el poblado produce el 63 por ciento de esta clase de equipos chinos destinados a sitios de diversión para los pequeños.
Denominada «la capital china del material didáctico y los juguetes», en los últimos años se ha transformado mediante la innovación de sus productos y la ampliación de su cadena industrial. Sus diversos artículos se exportan a más de 100 países y regiones.
El origen de esta industria en Qiaoxia se remonta a la década de los setenta, cuando los artesanos locales, inspirados en los materiales de enseñanza preescolar, comenzaron a crear juguetes educativos con arcilla blanca y madera.
«Utilizando los recursos de la mina local de caolín, los aldeanos primero produjeron plastilina antes de elaborar cuchillos de madera y mancuernas como juguetes didácticos», explicó Xu Jianbin, director de la oficina de economía y tecnología informática de Yongjia.
Un gran avance se produjo alrededor de 1978, cuando el tallador de madera local Wu Yuanxi creó carteles educativos de plástico basados en los libros de texto de los jardines de infantes del país, que se convirtieron en un fenómeno nacional.
Al mismo tiempo, China iniciaba su reforma y apertura, que fueron seguidas por dos décadas de rápido crecimiento económico, un marcado incremento del nivel de vida de la población, y un drástico aumento de la demanda de los juguetes.
En la década de 1990, los carteles educativos de plástico, los rompecabezas de madera, las casitas de juegos, los toboganes y las piscinas de pelotas se convirtieron en éxitos que impulsaron la industria de los juguetes en el distrito, al pasar de talleres familiares a empresas profesionales.
El Grupo Kaiqi, un productor líder fundado en 1995, fue una de las primeras empresas chinas en integrar la producción con la investigación y el desarrollo (I+D) en este sector.